Era domingo, las diez de las mañana, Hye vestía un traje negro, camisa blanca con chaleco gris y corbata, mocasines marrones, y el pelo en una trenza. Estaba en el salón con Hope, quien vestía igual que ayer.
—Debo ir un momento a hacer unas gestiones a la oficina, volveré a la hora de comer o cuando pueda. —Hye se marchó por la puerta mientras Hope se sentaba en el sofá.
—Siempre el trabajo… me iré a mi casa entonces. —Terminó con un suspiro y rascándose la nuca.
Mientras tanto Hye estaba yendo al coche, acabó sentada en el asiento del piloto y con el teléfono en la mano.
—La buena de la familia Gyeong llamando al bueno de los Záitsev. —Se oyó la voz de Yuri en un tono alegre.
—Más buena soy con lo que tengo para ti, deberíamos vernos en mi despacho. —Oyó como aplaudía y se reía muy fuerte, a lo que solo pudo sonreír. —Ya sabes donde está.
—Me vas a hacer empezar bien el día.
—Después del maratón de correr, solo de eso y nada más, el regalo que te hago se vuelve aún mejor.
—Me lo harías mejor si dejaras a esa chica. —Su voz se volvió seria.
—No es un peligro para nuestros planes.
—No pero para ti sí, céntrate en lo que tienes que hacer y déjate de caprichos tontos.
—Marie no es un capricho. —Hye se sonrojó y se tapó la cara con la mano.
—Sea lo que sea termínalo, por su bien y el tuyo, no quiero recordarte que si lo conseguimos… no podrás estar con ella ni con nadie, ganaremos mucho con esto.
—¡Deja de darme la charla! Sé que debo hacer y que no, este camino lo he elegido yo misma y no necesito que el crio más joven de los Záitsev me diga lo que hacer y lo que no ¡Está bastante claro! ¡¿Me equivoco?! —Hye acabó en tono molesto y dando una patada al terminar de hablar.
—Joder, tranquila… no quería cabrearte, está claro que lo sabes, cálmate.
—Estoy calmada. —Hye se relajó, cerró los ojos y suspiró incomoda. —Nos vemos.
Hye colgó y dejó el móvil en la guantera de mala manera, se acarició los labios con el índice y el anular y recordó a Marie tumbada en su cama desnuda, la veía tan débil y se sentía su depredadora, era una presa, su presa y quería imponerse sobre ella, verla jadear de placer y temblar su mandíbula, quería esa mirada que se posaba en sus ojos, que buscaban complacerla, quería oír su respiración acelerada mientras jadeaba en su espalda, deseaba marcarla con su boca y con ello oírla gemir y temblar su cuerpo de placer.
—Marie… —Hye se sonrojó y arrancó el coche.
Pasó una hora y Marie dormía en la cama, oculta bajo las mantas y desnuda con tan solo sus bragas. Sé despertó al oír platos chocar en la cocina y se levantó, apenas andaba y bostezaba mucho mientras iba al armario, cogió una de las camisas sucias de Hye y se la puso.
—Incluso los domingos trabaja, ojalá se hubiera quedado. —Miró a su alrededor y se fijó que debajo de la cama había una pequeña caja de madera. —No pasará nada por echar un vistazo.
Sacó la caja y la abrió, había un plug anal con cola de gato, cuerdas, lubricante, un dildo de 30 cm, esposas para pies y manos, un magic wand, y en el fondo el collar que le puso Hye en su día.
—¿Te ha dado permiso para usar sus cosas? —Hope se acercó y cogió el collar mientras Marie se avergonzaba.
—Solo es… curiosidad.
—¿Curiosidad? —Hope se acercó y tiró el collar a la cama. —Curiosidad son dos mujeres en bragas y con las camisas de su amiga, en su dormitorio y sin hacer nada.
Hope abrazó a Marie mientras le acariciaba la espalda, Marie se sentía cómoda con el calor y el tacto que notaba y era transmitido.
—¿Has saciado tu curiosidad con otra dama alguna vez? No solo con Hye. —Hope hizo sonrojar a Marie, bajó las manos a sus nalgas y pegó su cuerpo al de ella. —No tengas vergüenza conmigo.
—Nunca… y se me hace violento. —Hope la soltó y se alejó un poco con decepción. —¡No es lo que piensas! Soy bi pero no te conozco de nada, ni siquiera sé tu nombre.
—Ah, es eso, pues soy Hope y soy la sumisa de Hye, soy artista y hacker de día y una zorra de cuidado de noche.
—Es muy… peculiar esa combinación. —Marie se sorprendió y Hope sonrió, cogió el collar y le guiñó un ojo.
—Hagamos algo, desayunar, conocernos y enseñarte a complacer a Hye.
Mientras tanto Hye estaba en la puerta de un edificio de oficinas, Yuri llegaba y se saludaron dándose un apretón de manos. Vestía una gabardina negra, chaleco marrón, corbata y pantalones de traje con botines negros.
—No hace falta preguntar ¿No? —Hye le ofreció el pendrive al oírle y él lo cogió. —Bien ¿Qué tal el trayecto?
—Demos un paseo. —Hye se alejó andando ante la atónita mirada de Yuri para acabar él siguiendo.
—¿Algo de lo que preocuparme? —Yuri la miró pero ella no dijo ni hizo nada salvo seguir andando.
—La reunión fue bien. —Yuri la agarró del brazo pero Hye solo le miró fijamente. —No tiene que ver con el pendrive.
—¿Entonces?
—Yuri, no voy a casarme contigo. —Hye se libró de Yuri y se metió las manos en los bolsillos.
—Venga ya ¿Es por lo de no estar con nadie? Sé que eres lesbiana y no tengo problemas con… —Hye se giró y miró su coche.
—Me da igual eso, puedo vivir con menos dinero y prestigio pero no sé si puedo vivir sin saber que puedo tener con Marie. —Hye se acercó a Yuri y le tocó el hombro con la mano. —Sé que intentaste que la dejara y no servirá por mucho que lo intentes.
—Esa chica es un perro abandonado con más carácter que un chihuahua. —Hye soltó una carcajada ante la atenta y sorprendida mirada de su amigo. —Hablo totalmente en serio ¿Qué ves en ella?
—Quizás una mujer inteligente y dura, con ganas de amar y ser amada, estoy interesada en ella y quiero saber que puede haber entre nosotras.
—Su familia la repudia y solo es una asesora con una experiencia nula, tú eres una mujer importante, la más importante del grupo Gyeong y favorita del líder ¿Te enfrentarás a toda tu familia por estar con otra mujer, no solo eso, una mujer trans sin valor?
—Puedo hacerlo.
—¿Y que hay de tomar la empresa familiar?
—Lo haré, demostraré que soy capaz de mantener a mi familia en lo más alto y estará Marie allí.
—¿Y qué hay de mí? —Yuri se alejó y le dio una patata a una papelera anclada a una farola. —Teníamos un plan.
—Se cambia un poco y requerirá más esfuerzos.
—Yo… ¡Joder! —Hye sonrió pero Yuri no pudo parar de dar pisotones del enfado que tenía. —Mierda, joder…
—Me iré a casa, tengo cosas pendientes allí.
Hye no creía en lo que decía, siempre estaba buscando el dinero y el poder, Yuri era su único amigo y la única persona a la que ayudaría pero ahora le estaba dejando atrás por alguien más, en su corazón sentía cosas muy fuertes que siempre rechazaba pero ya no podía hacerlo con ella, deseaba confesarse y abrirse.
Hye se marchó al coche y entró, se sentía acalorada, agobiada y se quitó la corbata y el chaleco. Miró el móvil y vio que tenía un par de mensajes de Hope, era una foto de Marie con el collar y lavando los platos, y un audio.
—Ahora parece muy débil, deberías cazarla mientras estoy en mi casa. —Hye sonrió al oír a Hope y arrancó el coche.
—No puedo resistirme mucho pero no debo aún, hay algo que debo hacer.
Pasó una hora y Marie estaba sola en casa, estaba desnuda y en el dormitorio, estaba con un plug con cola de gato y una diadema de orejas de gato mientras miraba su collar en la cama.
—Solo tengo que llamar su atención y hacer de presa… —Entonces oyó a Hye entrar en casa y se acercó a las escaleras, Hye vio a Marie y se sonrojó al encontrarla. —Yo… Miau…
—¿Marie? —Al ser nombrada Marie salió corriendo, Hye subió las escaleras entonces y vio sobresalir la cola por la puerta del dormitorio. —Marie… necesito…
Hye se acercó y vio la espalda desnuda de Marie, la abrazó con los brazos rodeando su vientre y suspiró.
—Miau…
—¿Le has dado al petplay ahora? —Hye se vio reflejada con una Marie sonrojada y sorprendida.
—¡¿Qué?! Pero… pensaba que esto era… bueno, eso de ser cazadora y presa.
—Aja… lo único que veo es a una gatita buscando mi atención.
—Mierda… —Hye se rio ante la avergonzada mirada de Marie. —Deja de reírte, haces que me sienta mal.
—Está bien, está bien… estás sexy, eso es lo importante. —Hye hizo que se girara y le acarició la barbilla mientras ella la miraba molesta. —Marie, necesito decirte que… quiero que haya más…
—¿Quieres que me…? —Hye la interrumpió dándole un beso en la frente.
—Quiero que seas mi pareja, no quiero que solo seamos una ama y sumisa, quiero que haya algo romántico entre nosotras. —Hye acarició las mejillas sonrojadas de Marie. —He sido injusta, cruel, y mientras tanto tú te ofrecías a mí cada vez más, me entendías y me mostrabas todo de ti, tus virtudes y tus defectos, quiero seguir descubriéndote y demostrarte que puedes importarle a alguien, mucho más de lo que crees.
—Yo… no sé que responder. —Marie agarró las manos de Hye y se puso nerviosa.
—Lo entiendo si me rechazas, dos mujeres es complicado y que mi familia te acepte siendo trans es difícil si esto dura pero yo voy a defenderte siempre.
—No hablaba de eso, es que tu forma de abrirte… hace que lo que diga sea una mierda.
—Solo di lo que sientes… solo dilo… —Hye la besó en los labios y con delicadeza.
—… Me gustas, Hye. —Marie se puso en cuclillas y lamió el cuello de Hye. —Miau.
Marie desabrochaba la camisa de Hye poco a poco mientras sentía caricias en la espalda.
—¿Miau? —Marie desabrochó el último botón y empezó a acariciar la cremallera del pantalón mientras miraba de forma lujuriosa.
—Hoy no, hoy toca enseñarte como es mi caza. —Hye la cogió en brazos, la llevó a la cama y la tumbó bocabajo.
—Miau… miau…
Hye acarició el culo de Marie, lamió su espalda y la levantó con el culo hacia arriba, haciendo que clavara las rodillas en el colchón, a la vez que Marie se agarraba fuerte a las sabanas.
—¿No eras una gatita? Maúlla para tu ama. —Hye acarició la cola con suavidad mientras mordía una de las nalgas.
—¡Hye! Hye… —Marie jadeaba sin parar después de gemir, Hye acariciaba el perineo y lamía la otra nalga. —Miss Luna…
Hye acarició el pene de Marie y mordió con fuerza uno de los muslos, con tanta fuerza que la hizo gemir y excitarla aún más. Marie lo podía notar, estaba siendo devorada por Hye, era toda suya y la había cazado ¿Era esa realmente la naturaleza de su ama? ¿Sádica y depredadora? No dejaba de preguntarse esas cosas mientras sentía la lengua de su dueña subir y bajar por su miembro y sus manos fuertes agarrarla con fuerza para no poder escapar, y aún así ella quería servirla, deseaba más lo que le hacía y disfrutaba de convertirse en su presa.
—Miss… Miss Luna… miau…
Hye la puso bocarriba con fuerza y ambas se miraron, Hye la observaba de forma sería y Marie solo mostraba un rostro débil, estaba avergonzada, excitada y enrojecida. Hye se puso encima de ella mientras se quitaba la camisa. Marie veía el torso musculado y los pechos desnudos de Hye, sintió miedo y placer de la opresión a la que se vería y se agarró fuerte a las mantas.
—Te gusta el cuerpo de tu ama ¿Verdad? —Hye apoyó sus manos a los lados del rostro de Marie. —Puedes confesarte.
Marie apartó la mirada sin poder mediar palabra y Hye sonrió, cogió la camisa y le ató las manos hacia la altura de la cabeza, cogió la caja bajo la cama, y miró a Marie con el magic wand.
—No tengas miedo de correrte.
Hye se arrodilló ante el pene de Marie, lo acarició con el masajeador apagado mientras mordía uno de los muslos, Marie se contenía de gemir y eso hizo enfadar a Hye, fue entonces que lo encendió pero un móvil sonó y vibró y ambas se miraron decepcionadas.
—Vaya manera de incordiar. —Marie suspiró y Hye se levantó a buscar su teléfono. —Oye ¿Quién es?
—No es el mío. —Vio que el móvil era el de Marie y estaba debajo de la cama también. —Madre.
—Mierda… ¿Podemos… cortar nuestra sesión? Así se dice ¿No? —Marie estaba triste y Hye suspiró con una sonrisa. —Es… todo jodido y… Me iré a casa… Yo…
—¿No éramos una pareja? Hoy te quedas conmigo en casa, sin bdsm, sin sexo, sin familia, solo distracciones. —Hye se puso encima de ella y la desató para acabar teniendo las manos en los costados de ella, se miraron sonrojadas y con una sonrisa. —Eso sí, cocinas tú el almuerzo.
—Sí… —Marie acarició el pelo de Hye con ambas manos y la acercó para besarla en los labios. —… Señorita Gyeong.