martes, 10 de diciembre de 2019

Una historia de amor y transición. Capítulo 5

Era Sábado, las diez de las mañana, Alex estaba en su casa, tomando café en camisón mientras era un día soleado y hacía calor. Sonó el timbre, salió y abrió la cancela. Era Valentina, estaba sentada en su motocicleta, vistiendo un mono de motorista, y con su casco en el manillar. 
—Hola. —Valentina la miró seriamente de brazos cruzados. —Quiero que vengas conmigo a la playa, las dos juntas, un día entero para ayudarte a superar la ruptura.
—Estoy bien. —Fue a cerrar la cancela, y al usar la llave Valentina la abrió. —No tengo nada contigo, no hay…
—Abusé de ti, tres chicas y yo. —Valentina la miró seriamente mientras Alex se sorprendió. —Fue en Junio, celebramos que terminaste las prácticas, bebimos mucho y… lo siento, no me atreví a contártelo, incluso me sentía aliviada de que tuvieras lagunas… yo pensé… 
—Lo entiendo. —Valentina fue interrumpida y apartó la mirada. —Voy a volver a casa.
—Yo…gracias, me voy entonces. 
—¿No vas a esperar a que me vista? —Entonces ambas se miraron, Valentina lloró pero Alex no se inmutaba.
—¿No… no estás enfadada?
—Ya no, has sido sincera y lo ocurrido fue un error, sé que no debería culpar al alcohol pero sé que no me harías daño y no eres de forzar a nadie… —Se encogió de hombros y se rascó la cabeza. —… además me perdonaste tú por lo que te hice. 
—No te perdoné, simplemente no era culpa tuya. —Alex entonces le acarició el pelo y de repente Valentina la abrazó. —Al menos podemos volver a cómo estábamos antes, sin sentir culpa la una por la otra.
—Me parece lo mejor. —Se separaron y Alex vio como Valentina se secaba las lágrimas con el pañuelo. —Aunque me dijiste que nunca te irías pero te fuiste.
—Ya… ¿Qué quieres? 
—Aparte de playa… hmmm, pues tu casa. 
—Mierda… vale. 
Valentina asintió y Alex entró a la casa. Valentina miró el móvil durante un rato y leyó un mensaje que la hizo enfadarse. Alex salió con vaqueros cortos de azul cielo, sandalias verdes y camisa a cuadros blanca y negra. 
—Estoy lista. —Alex se acercó y vio de reojo pero Valentina se apartó. —¿Tu novia?
—No es na… —Valentina vio como vestía ella y le acarició una de las mejillas, poniéndola roja. —Estás increíble.
Valentina salió y de la caja de la motocicleta sacó un casco de moto y se lo lanzó a Alex, quién lo cogió de golpe.
—Bueno vete subiendo. —Dijo después de subirse mientras se ponía el casco, entonces Alex se subió y abrazó a Valentina, apretándole el vientre y apoyando la cabeza en su espalda. —Voy a sentirme como un cishetero.
Arrancó la moto y se marcharon por la avenida principal. Al llegar al Atabal, pararon por un semáforo.
—¿Sigues con ese tío?
—Sí ¿Por?
—Entonces sois novios.
—No, solo amigos… que han follado una vez. 
—¿Y Aria lo sabe?
—Pues sí.
El semáforo se puso en verde y siguieron, pasaron por Teatinos y llegaron hasta Carlos Haya, donde otro semáforo les paró.
—Mañana tenéis taller de shibari, tú y Aria ¿Tu amigo sabe que lo haces? 
—Sí, sabe que soy dominante.
—¿Y?
—Que quiere probar a ser mi dominante.
—Y te negaste, claro.
—Obviamente.
Siguieron circulando directamente al paseo marítimo, tardaron un rato y tuvieron que parar en una gasolinera cerca.
—¿Y has hablado con Stinne? Sobre lo vuestro.
Caminaron juntas adentro mientras se quitaban los cascos, Alex la miró un segundo y decidió no responder. Después de un rato, Valentina empezó a llenar el depósito y Alex se sentó encima mirándola con una sonrisa mientras se acariciaba el pelo.
—Pues yo estoy hablando con ella últimamente, no se pero tiene muchas amigas y parece interesada en quedar conmigo. 
—¿A pesar de todo? 
—Sí… la chica es insegura y encima tú no lloras por nadie, me das miedo. 
—Para eso voy a una psicóloga, haz lo mismo. 
—Que pereza… ¿Qué… ? —Valentina se sonrojaba al ver a Alex sin poder apartar la mirada. 
—¿Qué ocurre? 
—Yo… no… olvídalo ¿Vale? —Valentina terminó de echar gasolina y se subió poniéndose el casco. —Estás genial. 
—Gracias pero yo me veo normal. 
Se puso el casco también y siguieron circulando hasta llegar a Huelin, aparcando frente al bloque donde vive Valentina.
—¿Quieres que te ayude? —Alex miró pero Valentina solo se quedaba reflexiva. 
—La verdad es que no, bueno, sí, pilla sitio. 
Ambas se quitaron los cascos pero Valentina los llevó con ella al edificio mientras Alex caminaba a la playa. Sus pies tocaban la arena y se acercaba a la orilla, poco a poco, mientras miraba al cielo, no pudo evitar sonreír al sentir el frío del mar entre sus dedos, entonces imaginó a Shiro detrás de ella, besándola en la nuca, desnudándola de cintura para abajo, acariciando sus caderas y finalmente sus manos bajo la camisa, no podía evitar morder el labio inferior y respirar aceleradamente mientras se sonrojaba. 
Valentina vestía un bikini azul con flores y vaqueros cortos donde colgaban sus llaves mientras cargaba una bolsa de la compra con comida, vio a Alex disfrutar del agua pero, al acercarse finalmente, se fijó que estaba evadiéndose. 
—Oye, eh. —Valentina hizo que Alex se girara, viéndola roja y nerviosa. —¿Qué mosca te ha picado? 
—Nada, estaba pensando. —Alex se giró y fue hacia Valentina. —¿Y eso? 
—Comida, tengo tortilla de patatas y pan, bocata de tortilla. —Sonrió a Alex y le guiñó un ojo pero no lo entendió. —Vamos a desayunar algo y a bañarnos después. 
Estuvieron comiendo sentadas en la arena, charlando amenamente y viendo las olas romperse en la arena, entonces Valentina no pudo apartar la mirada de Alex y sus dedos, que chupeteaba entre sus labios y los lamía gentilmente, entonces Valentina besó los dedos de Alex y los lamió también para acabar besándola en el cuello y metiendo mano bajo la camisa.
—Valen… tina. —Dijo después de que sintiera los labios de ella apretarse en su cuello, no pudo resistirse a gemir en su oído pero la apartó. —No… ah… por favor.
—Lo siento, me he pasado. —Ambas evitaron mirarse y entonces se fue al agua mientras Alex se tocaba los labios.
Vio a Valentina mojar su cuerpo en el agua pero su disforia podía con ella, pensando que su cuerpo no podía ser femenino ni normativo.
—Vaya, es una chica preciosa. —Dijo una chica detrás de Alex. —Yo también me quedaría embobada.
Alex se giró y vio a una chica de pie, era pelirroja, de melena larga, rostro femenino, bajita y de cuerpo esbelto, vistiendo un peto negro con falda y camiseta azul de rayas amarillas.
—Ojalá tener un cuerpo como el de ella. —Alex sonrió observándola flotar. —Pero debería aceptarme cómo tal, como los demás aceptan quien soy.
—Vaya, no eres una chica cis entonces. —Valentina vio a la chica hablar con Alex y fue hacia ellas enfadada. —¿Te gustaría que te diese mi móvil?
Alex apuntó su número y, al estar cerca, se marchó pero Valentina la atrapó agarrándola del brazo.
—¡Te avisé de que la dejaras en paz! —Valentina la miró con odio pero ella sonreía tranquila y serena. —No tienes derecho a acercarte a ella.
—Pero si solo queremos divertirnos mi novia y yo.
—La violaste, hija de puta.
—Y tú me dejaste sola. —Se zafó de ella y al ver a Alex acercarse, se acercó a su oído lentamente. —Os haremos sufrir a cada una ¿Lo mejor? Tú lo pasarás peor viéndola desmayarse y llorar como antes.
—¿Qué ocurre? —Alex se acercó mientras la chica se fue yendo. —¿Estás bien?
—Me gustaría estar en casa ahora. —Valentina se secaba las lágrimas sin girarse para mirar a Alex. —No puedo estar aquí, necesito estar en casa.
Ambas recogieron las cosas y se fueron al bloque, entraron y Alex las dejó en la cocina mientras Valentina miraba al balcón y encendía un cigarro.
—Necesito ducharme y calmarme. —Valentina se desnudó frente a Alex y fue al baño, entonces ella la siguió pero se quedó al otro lado. —Hija de… hija de puta…
Encendió la ducha mientras tiraba el cigarro al lavabo y entró en la ducha, Alex entonces echó un vistazo y vio el cuerpo desnudo de Valentina, apoyado frente a la pared con los brazos ahí y las manos acariciándose el pelo, iluminado por la ventana y brillando por el reflejo en el agua que caía por su cuerpo, los rizos se alisaban dejando su pelo recorrer su espalda, pero entonces vio a Valentina llorar y lo entendió, no estaba triste sino que esas lágrimas eran de culpabilidad.
Decidió entrar en la ducha con la ropa puesta, tocó su espalda con las manos y la abrazó entonces con las manos en el vientre, las fue subiendo hasta sus senos mientras miraba en el reflejo de los azulejos el rostro de placer de Valentina. Llegó a las manos de ella pasando por sus brazos, pegando sus tetas a la espalda de Valentina, ambas se miraron, Alex, sonrojada y jadeando, acercó su boca a la de ella, dándose pequeños besos y mordiscos en los labios, finalmente se alejó un poco y cerró los ojos.
—Valen… Valentina… sé mi ama por hoy, déjame servirte y hacer que solo pienses en mí. —Valentina dudó por un momento hasta que vio la mirada sumisa de Alex. —Por… favor.
—A pesar de todo ¿Esto es lo que quieres? —Le acarició una de las mejillas y Alex le acarició la mano disfrutando. —¿También me quieres?
Alex abrió los ojos y su mirada respondió a las preguntas de Valentina, quien no pudo mediar palabra alguna y se dio la vuelta nerviosa. Alex bajaba tranquilamente por su espalda hasta llegar a las nalgas, las besó y acarició con dulzura mientras se arrodillaba, cuando Valentina estuvo relajada, a pesar del temblor de sus piernas, decidió poner su rostro entre las nalgas, separándolas con las manos, entonces Valentina no pudo evitar sentir la lengua hacer círculos en su ano, después de arriba abajo y finalmente pequeños besos a la vez que la ardiente respiración de ella entre sus nalgas, la saliva humedeciendo esa parte tan intima.
—Valentina… hay algo que debo hacer, después castígame si lo deseas. —A pesar de no poder mirarse la una a la otra, sabía que no podía impedírselo. —Perdóname… ama.
—No lo hagas o yo… —Valentina no pudo resistir y Alex empezó a meter y sacar su lengua en el ano, apretándose alrededor de aquella juguetona parte de ella, haciendo que Valentina gimiese y apoyase la frente en la pared, mirando su rostro enrojecido y henchido de un placer intenso en el reflejo de los azulejos.
Estuvieron un buen rato pero la vergüenza la empezó a incomodar y Alex deseaba ser castigada, así que empezó a acariciar los labios de la vagina, a introducir los dedos después para buscar el clítoris y, finalmente al encontrarlo, Alex sintió un gran placer al oír los gemidos de Valentina con solo las caricias de esos dedos, caricias que eran suaves y delicadas con una zona muy sensible. 
—Te toca ahora temblar. —Valentina apartó la mano y el rostro de Alex, se giró y la agarró del pelo hacia arriba mientras ella babeaba y jadeaba, mirándola totalmente sometida y la saliva caía de la boca a los senos. —¿Eres mía? ¿Vas a ofrecerme tu cuerpo y tu ser para mis deseos? 
—Sí… sí. 
—¿Sabes cómo debes dirigirte a mí? 
Sí… ama. —Entonces Valentina le acarició la barbilla con el dedo gordo y recogió la saliva con el mismo dedo, metiéndoselo entre los labios. —Por favor, edúcame igual que antes. 
—Buena chica, bebe agua ahora y a mi cuarto. 
La hizo levantarse, cerró el agua y la desnudó lentamente, entonces le dio una cachetada en el culo que la hizo marcharse del baño. Valentina lamía el dedo que usó mientras se acariciaba el vientre, salió de la ducha y vio a Alex entrar en el cuarto, fijándose en como se movía el culo. 
—Je, chica obediente. 
Entró ella también en el cuarto y vio a Alex nerviosa, se miraron y se acercó, paso a paso, arrinconándola hasta la cama, sentándola y abriendo sus piernas con meras caricias en los muslos.
—Quiero dominarte aquí y ahora, atarte, azotarte, morderte y hacer que no puedas parar de jadear. —Valentina acarició los testículos y entonces empezó a meter los dedos por los canales inguinales mientras acercaba su boca a los senos. —Pero no quiero a la Alejandra sumisa, quiero a la Alejandra que deseo.
—Hmmmf… —Alex se resistía a gemir pero no pudo evitar jadear rápido al sentir la lengua de Valentina acariciar uno de sus pezones. —Me… encanta… me haces… ah.
Cada vez iba mas rápido, mas adentro, sus labios se apretaban alrededor del pezón mientras acariciaba el otro y lo apretaba. Disfrutaba de la mirada de Alex, una mirada de chica inocente, pasiva, fácil de sonrojar. De su pene expulsó una pequeña eyaculación transparente y fluida, Alex no pudo evitar mirarla y fijarse en que observaba sus genitales, entre jadeos suplicaba avergonzada que no lo hiciera pero Valentina la calló con un dedo entre sus labios y una sonrisa confiada, su lengua lamió la eyaculación que estaba en el vientre, y cuando se cruzaron miradas, sus labios apretaron el sensible glande, metiéndose todo el falo en la boca y devorando la corrida. Su cara de satisfacción hizo que Alex se sonrojara más y mirase a otro lado, apretando las sabanas mientras gemía fuerte.
—Por…favor, voy a… a correrme otra vez… no puedo… es demasiado.
Valentina no pudo evitar sonreír al oírla y volvió a practicar el muffing mientras la sacaba de su boca, era tal la intensidad que Alex no pudo dejar de temblar y gemir muy fuerte y ella decidió acariciar el glande con sus dedos y que apuntara a la boca.
—Yo… ¡Ah!
La corrida fue igual de pequeña pero impactó en las comisuras de los labios, saboreando mientras se separaba de Alex, viendo que se estaba quedando dormida se acercó, la besó en la frente y la tumbó bien en la cama, tumbándose ella también a su lado y acariciándole el pelo, la miraba respirar aceleradamente y disfrutaba de su rostro sonrojado e inocente.
—Eres tan cute. —Valentina se levantó y fue a la cocina, encendido un cigarro vio una foto de la estantería. —Tranquilo, no la dejaré tirada… debería hacerle algo de comer. 

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