Era 26 de Diciembre, las diez de la mañana de un día nublado, Keiji se encontraba en un gran despacho, de suelo de mármol blanco, paredes y techo blanco, un gran ventanal, había un asiento de oficina y un escritorio de madera con ordenador, impresora y teléfono Cisco. Estaba con el pelo trenzado y un lazo rosa, vestido con una camisa blanca, una corbata azul oscuro, un pantalón de traje gris, cinturón de cuero, negro y botines negros de cuero.
África entró vestida con una falda negra ejecutiva, blusa blanca, chaqueta negra, medias y botines.
—Buenos días, Kei. —Dijo en tono feliz y con una sonrisa de oreja a oreja.
—No creas que me hace gracia tenerte aquí. —Keiji la miró enfadado.
—No quiero trabajar desde casa, me gusta tener rutina ¿Sabes? —África se acercó con determinación.
—Mañana trabajas en casa.
—¡No puedes hacerme eso! —África dio un puñetazo a la mesa, escuchó una tos y miró a Keiji sonrojada. —¿James?
Un hombre entró al despacho y vio a África y Keiji discutir. Tenía 28 años, 1.90, delgado y atlético, piel blanca, ojos castaños, pelo oscuro y corto engominado hacia atrás, perilla, labios gruesos, rostro tosco, vestía con un traje azul oscuro sin corbata y mocasines negros.
—¿Te molesto, Keiji? —Habló con una voz masculina muy tosca.
—Axel ¿Qué haces aquí?
—Venía porque tenías un proyecto en conjunto. —Axel se acercó pero África se puso en medio.
—Acompáñame a la sala de reuniones y te enseño todo, Keiji necesita un momento. —África sonrió y sonrojó a Axel.
—Muy… bien.
África y Axel se marcharon a la vez que Nora entraba, Keiji se abrochó los pantalones y se agachó bajo la mesa.
—Señor Himura ¿Qué ocurre? —Nora se acercó y Keiji se levantó junto a James, quien vestía un traje gris con corbata y sin chaqueta, y mocasines marrones, además de correas en una mano. —Oh…ya veo.
—Estaba relajándome. —Keiji se ajustó la corbata y fue a marcharse pero Nora le agarró del brazo. —¿Qué haces?
—Impedir una tontería. —Nora miró a James y suspiró.
—Solo voy a la reunión con Axel.
—Creo… que eso molestaría más a África. —Dijo James asustado de la reacción de Keiji pero Nora asintió, dándole confianza en si mismo. —Siempre quiere que África esté encerrada y haciendo tareas ínfimas.
—Y eso hará que África le vea celoso y desconfiado. —Nora le soltó y se sentó en la mesa. —Axel es un mujeriego pero África no hará nada sin consultarte, no hará nada a tus espaldas así que confía en ella.
—Confío de sobra en África, solo quiero estar ahí para ayudarla.
—¿No? —Nora suspiró molesta. —Quiere estar para vigilarla.
—No pienso contestar a eso… pero no es para vigilarla a ella.
—Ya, esto es porque jugó con usted hace un par de años. —Nora se levantó y tocó el hombro de Keiji. —África es de sobra adulta ya como para decidir sobre sus propias relaciones, si pasa algo, que puede pasar, es su responsabilidad, de ella y no de usted.
Mientras tanto África estaba con Axel en una sala de reuniones con mesa rectangular y repleto de sillas, un proyector en el techo y una pizarra en la pared, miraban un PowerPoint juntos en un portátil.
—Así que así los médicos de empresa conectarán con Recursos Humanos y los expedientes de cada trabajador a la vez que los expedientes médicos del seguro. —África hablaba mientras Axel la miraba. —La aplicación… ¿Axel?
—Disculpa, es que me sorprende. —Axel se sonrojó y apartó la mirada.
—¿Sobre? —África le intentó mirar a los ojos.
—Que… eres preciosa e inteligente, dedicada y… bueno, siempre es difícil encontrar a una mujer tan resolutiva. —Axel la miró de reojo.
—Wow, no sé… que decir. —África se sonrojó al oírle.
—¿Puedo preguntarte por qué sales con Keiji Himura?
África se sorprendió y también se preguntó lo mismo ¿Por qué salía con él? ¿Era el sexo y las atenciones? ¿Era por lo que sentía hace mucho? ¿Simplemente su aceptación? Se preguntaba sin cesar.
—Keiji hace cosas con otras personas ¿No te molesta?
—No… tenemos una relación abierta y… no me importa que Kei esté con otras personas.
—¿Y a él? ¿Le importa que salgas con otras personas? —Axel la agarró de la barbilla y la besó, se separó y apartó la mirada.
—No… yo… le importa ¡No le importa! Pero… no sé si es el momento ahora, está muy sensible últimamente. —África apartó la mirada estando sonrojada, Axel la volvió a mirar y le acarició el pelo.
—¿Es por algo en concreto?
—Prefiero no contarlo, solo es que… quizás sea muy protector o solo tenga inseguridades y miedos por mí. —África se levantó y después Axel. —Igualmente no es algo de lo que hablar con un desconocido.
—Lo entiendo, con respecto al proyecto… me interesa mucho, lo trataré con mi padre, estará de sobra interesado en colaborar juntos. —Axel le acarició la mejilla derecha y sonrió. —Si quieres ¿Te gustaría cenar conmigo esta noche?
Keiji entró y vio a Axel acariciando a África, ambos hombres se miraron serios, se acercaron y se dieron la mano.
—Me alegra mucho verte. —Dijo Keiji sonriendo.
—Y a mí ¿Han pasado dos años? Más o menos ¿No? —Axel le sonrió tranquilo.
—Eso parece y ahora trabajas para tu padre, cuanto pasa el tiempo, y más en Londres, su mal tiempo, su comida, su estrés.
—¿Qué puedo decir? Ni a mí me gusta, Tokio es mejor, salvo por el estrés.
—¿Es la única ciudad japonesa que conoces?
África vio como ambos se apretaban más fuertes las manos y notaba la gran tensión entre ellos.
—Tengo entendido que tienes pareja. —Axel guiñó un ojo a África. —Dijiste que nunca te enamorarías y que la última persona seria un tal Adrien, resulta que ahora sales con África, ese pobre Adrien debe sentirse abandonado.
—Yo… fui Adrien… hace tiempo. —África se sintió asustada y Axel sonrió sorprendido, Keiji entonces se acercó a ella y la besó apasionadamente con lengua, se separó para estar detrás de ella y abrazarla.
—Me alegra, yo fui Alexandra pero me cambié a Axel cuando empecé a transicionar, tres años en testosterona. —África se sorprendió y le miró de arriba abajo.
—Nos alegramos de tus cambios. —Keiji cogió la mano derecha de África y besó el dorso mientras la sujetaba de la mandíbula. —Seguro que te alegras que salga con mi amiga de la infancia, ahora somos una pareja feliz.
—Una pareja feliz, abierta y poliamorosa. —Axel fue hacia ellos y acarició la mejilla izquierda de África al mismo tiempo que miraba a Keiji. —Seguro que no habrá problemas si ella desea quedar conmigo en una cita y conocernos.
—Nunca hay problemas ni los habrá, los únicos momentos en los que soy su dueño es en las sesiones, por lo que ella es libre de estar con otras personas. —Keiji besó la cabeza de África y después Axel la frente, avergonzándola y sonrojándola.
Axel fue a la pizarra, escribió un número de teléfono en la pizarra con un rotulador y se acercó de nuevo.
—Deberías apuntarlo, no vaya a ser que se borre ¿Verdad, Keiji? —Axel se marchó mientras ambos sonreían, África cogió el móvil pero Keiji se lo quitó.
—¿Qué haces?
—No puedes estar con él, te hará mucho daño. —Keiji sentó a África en la mesa, le acarició las piernas y le lamió el cuello. —No quiero que sufras.
—¿Qué te hizo él? ¿Por qué le odias?
—Jugó conmigo, jugó con mis sentimientos y me hizo sufrir mucho, no deseo que te pase a ti también. —Keiji besó a África pero Nora entró y les interrumpió.
—Tienes la reunión de las once y… media, deberías ir. —Nora vio la escena y se fue.
—Kei, no te enfades, no pienses que desconfío de ti.
—Vas a tener una cita con él. —Keiji se apartó y la miró seriamente.
—No te enfades, por favor, solo quiero conocerle.
Keiji se marchó molesto y África se entristeció. Vio el número, reflexionando durante unos minutos si debía apuntarlo. Keiji y Nora caminaban juntos, le hizo pararse en seco y se puso frente a él.
—África le va a odiar mucho a una velocidad vertiginosa.
—Ya. —Keiji miró para otro lado. —Debería dejar que esté con él entonces.
—Ni siquiera deberías pensar en dejar o impedírselo, sois pareja, deberías aceptarlo si tenéis acordado que tenéis una relación abierta.
—Tienes razón, le devolveré el móvil.
—Nunca has sido así ¿Verdad?
—¿Ser abusivo y tóxico? Mi primera vez, debería cambiar por los dos y no ser tan gilipollas.
—Deberías, sin pensarlo dos veces.
África apareció, le quitó el móvil de la mano y se marchó pero se dio la vuelta y le miró enfadada.
—Voy a salir con él, cenaré hoy con él y no lo impedirás.
—No lo iba a hacer.
—Bien, y quiero el día libre mañana.
—¿Algo más? —Keiji se enfadó y miró molesto a África.
—Quiero tu agradecimiento por ayudarte con tu proyecto y lo quiero mañana.
África se marchó indignada, Keiji suspiró y sonrió al verla molesta. Pasaron varias horas hasta que fueron las diez de la noche. África salió sola y caminó durante media hora hasta encontrar a Axel frente a un restaurante cerrado.
—¿Plan cancelado? —África sonrió y miró a Axel, quien se sonrojó.
—Eso parece, lo siento.
—Podríamos ir a otro sitio si quieres.
—No conozco muchos, llevo poco tiempo viviendo aquí.
—¿Y si compramos… fideos instantáneos o algo para comer y una botella de cerveza? Para cenar en tu casa. —África le miró y se encogió de hombros.
—¿Así fue tu primera cita con Keiji? —Axel arqueó una ceja.
—Digamos… que más o menos, solo que fue pizza y fue en mi apartamento.
—No me sorprendería que hubiese sexo en vuestra cita. —Axel se rio ante la sonrojada mirada de África. —¿Entonces vamos a mi apartamento, cocino algo y abrimos una botella de vino?
África asintió con la cabeza al oírle, caminaron durante varios minutos hasta un bloque de apartamentos y entraron juntos, subieron en un ascensor hasta el último piso y entraron en el apartamento.
—Wow… es… es bastante acogedor
El apartamento era pequeño, con el salón integrado con la cocina por una barra con dos taburetes, un sofá negro en medio mirando a una mesa de cristal y un televisor, un balcón con puertas correderas de cristal, un baño sin puerta, una puerta que parecía dar al dormitorio y estanterías.
—Me gusta tu ironía. —Axel se adelantó, se quitó la chaqueta para dejarla en el sofá y fue a la cocina. —Voy a preparar tempura, aunque… no se me da bien y no sé por qué me apetece.
—Espera, te ayudo. —África hizo lo mismo y estuvo a su lado en la cocina. —Ya sabes, el cuerpo quiere lo que quiere ¿No?
—¿Hablamos de comida o…? —Axel habló con tono de curiosidad.
—De comida, obviamente. —África soltó una carcajada y sonrió, contagiando su sonrisa a Axel.
Axel y África se dedicaron a cocinar durante treinta minutos hasta llenar un cuenco, al terminar se repartieron las verduras rebozadas en dos platos y fueron al salón.
—Y desde entonces Marie y yo solo somos amigas, ah y no bebemos en exceso juntas.
—Las buenas amistades. —Ambos se sentaron y se rieron. —Es la primera vez que conozco a una mujer trans, a una persona trans de hecho, es raro pero por una vez me siento… cómodo y con muchas preguntas.
—Para mí es, bueno, la primera vez que hablo con un hombre trans. —África empezó a comer y Axel fue nervioso hacia la cocina. —¿Estamos acaso perdiendo la virginidad? Que noche tan especial.
Axel volvió con una botella de vino y dos copas, se sentó y las puso en la mesa.
—¿Cómo… descubriste que eras una mujer? Digo… sobre como era todo antes de…
—¿… de mi transición? —África le interrumpió, se relajó y miró a la tele apagada por unos segundos para acabar mirando a Axel. —Todo era una sensación de incomodidad constante antes de los 18, a veces me costaba ir a clase por eso y nunca lo entendía, no sabes que es y al mismo tiempo sientes como… como una envidia por dentro al ver a otras chicas, como cambian y tú… en fin, nunca le pude poner nombre hasta que llegó Internet a mi casa y pude investigar, eso fue el comienzo del infierno y mis dieciocho.
—Lo imagino, rechazo total. —Axel vertió vino en una copa y África observaba como el líquido lo llenaba.
—Algo así… sólo tuve que abrir la puerta y listo, empecé a hormonarme en secreto, estudié durante un año hasta que mis padres se dieron cuenta de los cambios. —África miró a Axel a los ojos de forma triste, cerró los ojos y suspiró. —Me echaron de casa y ni lloré, ni una gota, era esperable que decirles que soy mujer resultara en echarme de casa, de sus vidas, pero sabiendo que clases de personas son… pues, no era mejor compartir techo con ellos, te toca a ti, cuéntame como fue la tuya.
—Yo… lo tuve claro a los quince, sabía de las inyecciones de testosterona aunque en Reino Unido es complicado. —Axel bebió de golpe la copa mientras África llenaba la otra copa. —Creía que nunca podría ser un hombre y me pasaba la adolescencia escapándome de casa o del internado por la noche para ir cerca de alguna autovía o alguna carretera, me pasaba horas viendo pasar coches y…
—Tranquilo ¿Vale? —África se acercó y le acarició la mejilla izquierda.
—Nunca me atreví a decírselo a mis padres, y me arrepiento, mi madre nunca descubrió que tenía un hijo, nunca pude decírselo. —Axel acarició el dorso de la mano de África. —Hace tres años salí del armario con mi padre y me aceptó poco a poco, me hormono desde entonces y aquí estoy.
—Eso es genial. —África sonrió, Axel apartó la mirada y empezó a llorar.
—Es… la pri… primera vez que cuento esto y siento que… me entiendes.
—Yo también me siento así, eres la segunda persona a la que se lo cuento.
—¿Keiji no lo sabe? —Axel se secó las lágrimas y volvió a mirarla.
—No todo, nunca me pregunta pero se imagina como debió ser mi transición. —África le quitó la mano, encendió la televisión y dio a un sorbo. —¿Vemos una peli y hablamos de otra cosa?
África empezó a pensar en como se sentía con Axel y Keiji respectivamente, con Keiji se sentía cuidada, refugiada, querida, sentía el orgullo de Keiji en ella misma, con Axel sentía su comprensión, sentía que compartía algo con él, sus experiencias.
—África ¿Por qué diste el paso de hormonarte?
—¿No dije de hablar de otra cosa? —África suspiró molesta y bajó el volumen. —Quería verme como debería ser, quería gustarme a mí misma y ser feliz con mi cuerpo, la medicación era la única forma.
—Pensaba que querías passing.
—Que va, eso solo sirve para pasar desapercibida y acomodarte a los gustos de la gente. —África dio un sorbo a la copa. —Era feliz con gustarme yo en el espejo, ya sabes, tetas, figura, lo que quería.
—Yo solo lo hice para sentirme seguro, no lo hice bien. —Axel cruzó las piernas y se relajó.
—No creo que se haga bien o mal y menos por sentirte seguro, es un buen motivo como otro cualquiera, de hecho… es la única forma para que te reconozcan, al menos en mi país.
—Realmente lo importante es que podamos decidir libres ¿No?
—Sería importante si fuera posible algún día. —África cogió varios trozos para llevárselos a la boca.
—Cierto, deberíamos… hablar de otra cosa. —África sonrió al oírle y se tumbó apoyando la cabeza en las piernas de Axel.